
Como todos los años el 26 de agosto las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de nuestra Ciudad celebran su Fundadora y Patrona de la Ancianidad. La Misa Solemne será a las 11 de la mañana en la capilla del Asilo.
Homilía.
Paseando por el claustro de la universidad de Salamanca D. Miguel de Unamuno y su colega y amigo D. José Ortega y Gasset, ambos eminentes catedráticos y grandísimos filósofos, le dijo Unamuno a Ortega: “colega, vamos viejos, las alumnas ya no nos miran”; a lo que le respondió Ortega: “no es que no nos miren es que no nos ven”.
La vejez no reluce, no deslumbra; la vejez y la pobreza son invisibles, entonces y ahora.
Teresa Jornet casi contemporánea de estos dos grandísimos pensadores no ve las cosas así.
Teresa Jornet ve a los ancianos, mira de frente la pobreza y el abandono, los mira con ternura y los acoge y sirve con cariño y amor.
Por eso los mayores tenemos mucho que agradecer a Dios. Entre otras muchas cosas ser ancianos, otros no tuvieron esa suerte, y bastantes también a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, que fundó santa Teresa Jornet, porque les cuidan, atienden, dan casa y ofrecen calor familiar y confianza.
Para Teresa Jornet y para sus hijas, las Hermanitas, los ancianos, y sobre todo los ancianos desamparados, relucen y son visibles, porque los ven con los ojos del corazón, con los ojos de Dios nuestro Padre.
Las Hermanitas logran hacer de sus casas un lugar agradable, tranquilo, limpio y ventilado. Un lugar sano y sanador, porque “hay que cuidar los cuerpos para salvar las almas”.
En sus residencias se come, se reza, se proporcionan medicinas, y se derrocha calor humano y espiritual.
Las Hermanitas, como aprendieron de su santa Madre, son un grupo de mujeres que están alegres, animosas, activas y optimistas, porque “ninguna jornada es larga para quien tiene mucho que hacer”.
Su fuerza y su alegría; su comprensión y paciencia la sacan y la alimentan del Sagrario, de la devoción a la Virgen de los Desamparados y de sus santos fundadores, la santa Madre Teresa y el Venerable D. Saturnino.
Teresa Jornet tenía una salud física delicada, pero su salud espiritual era muy buena, fuerte y robusta, por eso se olvida de sí y, por mor a Dios y a los ancianos, se da a los demás con generosidad y entrega sacrificada.
Nace en Aytona en 1843 de una familia profundamente cristiana, donde Dios importa mucho y da sentido y orientación a todo y a todos; y crece también en un clima doméstico de trabajo serio y honradez coherente, por eso se vive el respeto y la fraternidad antes y después de las partijas; valores que vivirá con generosidad e inculca a la Congregación de las Hermanitas.
En Lérida estudia para maestra y después de ganar las oposiciones da clases en Argensola (Barcelona).
Luego quiere ser consagrada clarisa, pero la mala salud y la situación sociopolítica se lo impiden, decide entonces ser carmelita terciaria, pero tampoco resulta.
Para muchos las dificultades son barreras y límites infranqueables, son imposibles; para otros las dificultades son oportunidades.
Teresa Jornet es de esos otros para los que las dificultades son oportunidades. Le pasó con la vocación, y le pasará con la Congregación: las dificultades de Barbastro indican las oportunidades de Valencia. Y así siempre y toda su vida. Tomemos buena nota de esto.
En este día de su fiesta, de su pascua, de su paso al cielo, re-cordemosla, demos a nuestro corazón, a nuestro agradecimiento, las maravillas de Dios y santa Teresa.
Aprendamos de Santa Teresa Jornet a convertir las dificultades en oportunidades, por lo tanto paseemos, como Unamuno y Ortega, con solemne dignidad los años, la sabiduría de los años y sus limitaciones por nuestros pasillos y jardines y suplamos con generosidad las de los otros, nuestros hermanos y amigos. Feliz día y feliz Fiesta.