S. Ignacio de Loyola

El seguimiento de Jesucristo nos pide hoy, más que nunca, una profunda atención a los grandes retos que nuestro mundo tiene planteados.

En la espiritualidad ignaciana encontramos una fuente permanente de inspiración para seguir poniendo nuestras vidas al servicio del Reino de Dios que ya Jesús proclamaba presente en el corazón del mundo.

San Ignacio es el fundador de los PP. Jesuitas y de los Ejercicios Espirituales, es el gran maestro del discernimiento de espíritus…

El fin específico de los Ejercicios es llevar a la persona a un estado de serenidad y despego de las cosas pasajeras para que pueda elegir «sin dejarse llevar del placer o la repugnancia, ya sea acerca del curso general de su vida, ya acerca de un asunto particular. Así, el principio que guía la elección es únicamente la consideración de lo que más conduce a la gloria de Dios y a la perfección del alma». El método ignaciano de oración «guía al hombre por el camino de la propia abnegación y del dominio de los malos hábitos a las más altas cumbres de la contemplación y el amor divino» (Pío XI).

Los Ejercicios Espirituales son el instrumento del que se ha servido el Señor para comunicar su Espíritu a innumerables personas y llevarlas a la santidad.