¿Sabremos escoger la mejor parte?

Se dice que vivimos en la “civilización del ocio”. No sé si es realmente así. Lo cierto es que, al llegar las vacaciones, todo el mundo trata de buscar en unos días “algo” que parece escapársele el resto del año. ¿Qué exactamente? ¿Libertad? ¿Disfrute? ¿Distensión? No es fácil decirlo, pero la ilusión se renueva cada año.

Antes que nada, las vacaciones son “tiempo libre”. Un tiempo en que las personas pueden liberarse de la rigidez de los horarios, la monotonía del trabajo o la tensión de las diferentes responsabilidades. Parece que nuestra vida ordinaria no es “tiempo libre”, sino “trabajo forzado” del que necesitamos liberarnos.

La cosa no es de ahora. Ya en la antigüedad clásica, los romanos llamaban “negotium” (nec-otium) a lo que no es ocio, dando a entender que lo propiamente humano no es el trabajo, sino el ocio, es decir, las actividades a las que un individuo puede dedicarse voluntariamente para descansar, divertirse, jugar o desarrollar sus aficiones personales.

Por eso, para conocer a una persona, lo más importante no es, por lo general, saber el trabajo que realiza, sino observar en que emplea su tiempo libre y a qué se dedica en vacaciones. Es en ese resquicio de su vida donde, tal vez, se atisban los signos más claros de sus aspiraciones y preferencias más hondas.

Deberíamos preparar con más cuidado las vacaciones. Es un error interrumpir sin más nuestras actividades y dedicarnos a “matar el tiempo”. Es cierto que las vacaciones han de ser distensión y descanso. Pero la persona que, liberada de su trabajo, no sabe que hacer con su vida, ¿no es un pequeño fracaso?, ¿dónde están su iniciativa, su creatividad o sus ideales?

Preparar las vacaciones no significa sólo elegir con acierto el lugar de descanso, cuidar los detalles de un viaje o seleccionar bien la lectura o la música para el verano. Cada uno ha de ser su propio “guía” de vacaciones y buscar lo que hará de su ocio una experiencia saludable.

Uno necesitará tal vez cultivar y ahondar más ese amor o esa amistad tan maltratada o poco cuidada a lo largo del año. Otro sentirá la llamada a una vida más sana, más en contacto con la naturaleza y el entorno. Alguno necesitará escucharse a sí mismo y a Dios para recuperar la paz y la dignidad interior. Dice el psicólogo clínico H. Cancio que “cuando el alma está fatal, el cuerpo también lo está”.

Es significativa la escena evangélica. Jesús está descansando en casa de unas amigas. María le escucha sentada a sus pies. Marta se agita en mil faenas. Jesús le dice así: “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor.” Podemos hacer muchas cosas en vacaciones, ¿sabremos escoger la parte mejor?